La corresponsabilidad requiere práctica...
Aprendemos desde pequeños que "la práctica hace al maestro". Vivir nuestra fe y ser buenos administradores de nuestros dones no es diferente. ¿Por qué si no nos llamaríamos "católicos practicantes"?
Rezamos, vamos a misa y practicamos nuestra fe a través de los sacramentos con la esperanza de pasar finalmente la eternidad en el Cielo. Practicar una buena administración es una parte fundamental de nuestra fe, ya que Dios nos llama claramente a compartir los dones que nos ha dado.
"Cada uno según el don que ha recibido, sírvase de él para servir a los demás como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10).
La mayordomía puede definirse sencillamente como nuestra llamada a compartir las tres "T" (tiempo, talento y tesoro) que Dios nos ha dado.
La primera T es dar tiempo a Dios en oración. ¿Cuántas veces usamos la excusa: "No tengo tiempo"? Hay 24 horas en cada día. Antes de utilizar esta excusa, deberíamos analizar en qué empleamos nuestro tiempo. Nos sorprenderíamos si revisáramos nuestro registro de tiempo como lo hacemos con nuestra cuenta bancaria. ¿Consideraría Dios que nuestro tiempo está bien empleado? Dios no tiene limitaciones de tiempo y nosotros tenemos una invitación abierta a pasar tiempo con Él en oración.
La segunda T es compartir nuestro Talento. En la carta de San Pablo a los Romanos, se nos recuerda que Dios bendijo a cada uno de nosotros con habilidades y talentos únicos para glorificar al Señor. Para ser buenos administradores, debemos reconocer nuestros dones y comprender que es necesario que todos trabajemos juntos para utilizar nuestros diferentes dones para ser las manos y los pies de Jesús aquí en la tierra. Puede ser como voluntario en un ministerio parroquial, cantando en el coro o sirviendo como lector o ujier en misa.
"Puesto que tenemos dones que difieren según la gracia que se nos ha dado, ejerzámoslos: si es el de profecía, en proporción a la fe; si es ministerio, en ministrar; si uno es maestro, en enseñar" (Romanos 12:6-7).
La tercera T es compartir nuestro Tesoro. Dar tiempo y talento no nos excusa de dar tesoro. Todos estamos llamados a dar con sacrificio según
nuestras posibilidades. Jesús lo deja muy claro en los Evangelios con la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) y la historia de la contribución de la viuda pobre (Lucas 21:3-4). A lo largo de los Evangelios, Jesús nos desafía a dar como se nos ha dado.
Practiquemos nuestra fe y la corresponsabilidad como una forma de vida y compartamos esta llamada con los demás.
Jesús dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme'" (Mateo 19:21).