Alegría para el mundo, el Señor ha venido. Ese es el verso inicial de uno de mis himnos navideños favoritos.
Pero ¿qué es alegría? El diccionario Merriam-Webster la define como la emoción evocada por el bienestar, el éxito o la buena fortuna o por la perspectiva de poseer lo que uno desea. Otra definición de alegría es experimentar un gran placer o deleite. Me gustaría usar la traducción en ingles de alegría, joy, para describir otro significado de la palabra joy.
Todas estas descripciones de alegría, o joy, son correctas, pero me gustaría describir la palabra JOY como si fuera un acrónimo de tres letras, donde J significa Jesús, O expresa otros, y Y apunta a uno mismo.
Durante todo el año, pero especialmente durante los tiempos de Adviento y Navidad, cuando preparamos con gozo nuestro corazón y nuestra mente para celebrar el nacimiento de Jesucristo y su segunda venida al final de los tiempos, también debemos colocar a Jesús en el centro de nuestras vidas y esforzarnos por ser más como Jesús, guiando a otros al reino de Dios, y mostrando nuestro amor y espíritu de entrega al prójimo. Debemos ser para los demás esa J que trae felicidad a las personas con las que nos encontramos.
Leemos en el Evangelio según Mateo, que Jesús dijo a sus discípulos que el que quisiera hacerse grande entre ellos, debía ser siervo de todos, así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate de muchos. Si queremos cumplir el llamado de ser Jesús para el mundo, debemos pensar en las necesidades de otras personas. Debemos poner en primer lugar las necesidades de los demás: familiares, amigos y vecinos.
La palabra joy termina con la letra Y, que representa el yo. Estamos llamados a amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Estamos llamados a ocuparnos de nuestras necesidades espirituales, a aprovechar las gracias impartidas por los sacramentos, y a velar por nuestra salud física y emocional.
Es la oración de la Oficina del Ministerio Hispano que durante todo el 2024 puedan ser fuente de JOY para el mundo. ¡Feliz y bendecido año nuevo para todos!
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“Joy to the World, the Lord is come!” starts one of my favorite Christmas hymns.
But, what is joy? Merriam-Webster defines it as the emotion evoked by well-being, success, or good fortune or by the prospect of possessing what one desires. Another definition of joy is to experience great pleasure or delight.
All these descriptions of joy are correct, but I would like to describe the word joy as if it was a three-letter acronym, where J stands for Jesus, O signifies others, and Y points back to yourself.
Throughout the whole year, but especially during the Advent and Christmas seasons, when we “joyfully” prepare our hearts and minds to celebrate the birth of Jesus Christ and His second coming at the end of time, we should also place Jesus at the center of our lives. We should strive to be more like Jesus by our love and spirit of self-giving to our neighbor, and by leading others to God’s kingdom.
We read in the Gospel according to Matthew, that Jesus told His disciples that whoever wanted to become great among them, must be their servant, just as the Son of Man did not come to be served, but to serve, and to give His life as a ransom for many. If we are to fulfill the calling of being Jesus to the world, we need to think about other people’s needs. We must place the needs of others: family, friends and neighbors in first place.
JOY ends with yourself. We are called to love others as we love ourselves. We are called to take care of our spiritual needs, to take advantage of the graces imparted by the sacraments, and to take care of our physical and emotional well-being.
It is the prayer of the Office of the Hispanic Ministry that throughout 2024 you may be a source of JOY to the world. Happy and blessed new year to all!
— Deacon Hector J. Donastorg is the Director of Hispanic Ministry for the Archdiocese of Mobile. He may be emailed at [email protected]