Octubre se considera tradicionalmente el "Mes del Respeto a la Vida". Cuando la gente oye la frase "Respeta la vida", muchos la relacionan inmediatamente con la cuestión de proteger a los recién nacidos para que no sean asesinados en la práctica bárbara llamada aborto. Es lógico que así sea. Las personas más vulnerables entre nosotros son las que no pueden hablar por sí mismas. Muchas personas heroicas han defendido la causa de la protección de la vida en esta fase vulnerable de sus vidas.
Sin embargo, creo que sería muy útil que recordáramos por qué nuestra vida es valiosa; por qué somos valiosos. Somos valiosos precisamente porque hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios mismo. Espero que esto no sea una novedad para nadie, pero ¿comprendemos realmente su magnitud? Esta verdad sobre nuestro valor significa que mi valor, y tu valor, y el valor de tu enemigo, y el valor de las personas que te desagradan es igual. Significa que el criminal más vil de nuestra celda más húmeda tiene la misma dignidad y valor que el Papa Francisco.
Nuestro valor no proviene de lo que hacemos, de lo que hicimos, de lo ricos que somos, de lo deshonestos que somos, de lo virtuosos que somos, etc. Nuestra dignidad proviene del hecho de que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Lo que hagamos, sea bueno o malo, no influye en nuestra dignidad.
Nuestra cultura tiende a atribuir dignidad en función del estatus social, la apariencia, la virtud, el poder de una persona, etc. En este cálculo, todos tenemos diferentes cantidades de dignidad. En este cálculo todos tenemos diferentes cantidades de dignidad. Esto es absolutamente contrario a lo que nos enseña la Biblia.
Es cierto que, como sociedad, podemos hacer que las personas rindan cuentas de sus actos, pero incluso cuando castigamos a un malhechor debemos tener presente su dignidad humana. Lo ideal sería que el castigo fuera disuasorio o rehabilitador. El castigo puede ser reparador. La cuestión es la siguiente: incluso las personas que no se han comportado de acuerdo con su dignidad siguen teniendo dignidad, y estamos llamados a afirmar esa dignidad en todos los seres humanos.
- Pat Arensberg es Director de la Oficina de Evangelización y Vida Familiar. Envíele un correo electrónico a [email protected]. Para más información sobre los eventos de esta oficina, visítenos en mobilefaithformation.org