¿Está todo el mundo llamado a ser un buen administrador? Sí, según la Biblia.
"Cada uno según el don que ha recibido, sírvase de él para servir a los demás como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10).
Aunque todos estamos llamados por igual a ser buenos administradores, la administración es diferente para cada uno.
¿Cómo es posible que cuatro hijos de los mismos padres sean tan diferentes? Aunque algunos rasgos y manierismos pueden coincidir, ninguno de mis hijos tiene los mismos talentos y capacidades. Esto no es diferente de todos los hijos de Dios. Dios nos hizo a cada uno de nosotros únicos con diversos dones y talentos. Por lo tanto, nuestras contribuciones a nuestra parroquia y comunidad serán diferentes.
La Parábola de los Talentos explica esto en Mateo 25:15 cuando el amo da a cada siervo talentos, " ... cada uno según su capacidad" (Mateo 25:15). Así como Dios conoce nuestras capacidades, el amo comprendió la capacidad de cada uno de sus siervos. Esto puede parecer injusto. Sin embargo, es sólo un ejemplo de cómo la diversidad está entretejida en el tejido de la creación. El amo estaba igualmente satisfecho con cada uno de los siervos que daban lo mejor de sí mismos. Dios no espera más de lo que podemos dar. Esto explica por qué no estamos llamados a dar por igual, sino a compartir nuestras bendiciones proporcionalmente.
"Puesto que tenemos dones que difieren según la gracia que se nos ha dado, ejerzámoslos: si la profecía, en proporción a la fe; si el ministerio, en ministrar; si uno es maestro, en enseñar; ... si uno hace obras de misericordia, con alegría" (Romanos 12:6-8).
Esta es la época del año en que muchas parroquias acogen la escuela bíblica de vacaciones para nuestros feligreses más jóvenes. La VBS (en español Escuela de Biblia Vacacional) es un bello ejemplo de voluntarios de todas las edades con diversos dones y talentos que se unen para servir a nuestra familia parroquial, compartir nuestra fe e inspirar una relación más estrecha con Cristo. El don del director que organiza todo el contenido y las actividades es diferente, pero tan importante como el voluntario que prepara los aperitivos temáticos en la cocina, el generoso patrocinador financiero o los voluntarios que representan el mensaje del Evangelio en el escenario. La belleza de tantos buenos mayordomos cristianos que se unen utilizando sus dones y talentos para compartir el amor de Dios con nuestros niños es un ejemplo perfecto de cómo Dios nos llama a ser buenos mayordomos en nuestra vida cotidiana.
"... la medida de tu ofrenda voluntaria que darás será en proporción a la bendición que el Señor, tu Dios, te haya dado" (Deuteronomio 16:10).