5 de abril de 2024 La corresponsabilidad es ...
¡Jesús ha resucitado! ¡Aleluya! La tumba está vacía y nuestros corazones están llenos.
La Pascua nos llena de gratitud, alegría y esperanza. Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados, resucitó de entre los muertos y nos dio el mayor de los regalos: la salvación eterna.
¿De qué forma estamos llamados a mostrar nuestra gratitud a Dios por este increíble regalo? Él lo dio todo por nosotros. Todo lo que nos pide es una porción de los dones que generosamente nos dio a cada uno de nosotros. El mensaje de Pascua es el fundamento último de toda corresponsabilidad cristiana. Dios nos llama a todos a ser buenos administradores en todos los aspectos de nuestras vidas.
Como muchos significativos de tres bíblicos, la mayordomía tiene tres partes: tiempo, talento y tesoro. Para ser un buen mayordomo estamos llamados a hacer las tres cosas. Estamos llamados a pasar "tiempo"con Dios en oración, compartir nuestros dones de "talento" en el servicio y dar proporcionalmente de nuestro "tesoro". Dar tiempo y talento no nos excusa de dar tesoro. No nos pide más de lo que podemos dar.
La Biblia no nos dice que demos una cantidad concreta, sino que demos con sacrificio según nuestras posibilidades. Cristo mismo convocó a sus discípulos para elogiar a la viuda pobre cuando dio una modesta ofrenda. Jesús les dijo: "Os aseguro que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás que han contribuido al tesoro. Porque todos han aportado de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza, ha aportado todo lo que tenía, todo su sustento" (Marcos 12, 43-44).
A lo largo de los Evangelios, Jesús deja muy claro que lo que se espera de nosotros es que demos como se nos ha dado. En el Evangelio de San Mateo, Jesús encargó a sus apóstoles que proclamaran: "...Gratis habéis recibido, gratis debéis dar" (Mateo 10:8).
Dar proporcionalmente es tomarse a pecho la regla de oro: "Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti. Esta es la ley y los profetas" (Mateo 7:12). Dios no nos pide que demos o hagamos más de lo que Él ha dado o hecho por nosotros. Después de todo, Él nos dio a Su único Hijo para nuestra salvación eterna. Cuando lo vemos de esa manera, dar de acuerdo a lo que se nos ha dado no es pedir mucho.