En la sociedad secular de hoy, el éxito se mide a menudo por el tamaño de nuestra casa, las vacaciones exóticas, el coche que conducimos o los lujos que podemos o no podemos permitirnos. La mentalidad de "estar al día con los Jones" nos lleva a mejorar, a aumentar el tamaño y a superarnos. La cultura del "más es mejor" es peligrosa para la fidelidad de un buen administrador cristiano. La lucha contra el egoísmo y la codicia es implacable. Dado que hoy es más difícil aceptar el reto de ser un mayordomo cristiano, debemos hacer un esfuerzo especial para comprender el verdadero significado de la mayordomía y vivir en consecuencia. En realidad, ¿cómo podemos medir el éxito si no conocemos nuestro objetivo final? ¿No es nuestro objetivo final llevarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos al Cielo? En esencia, el objetivo de un mayordomo católico fiel es la santidad. Por lo tanto, sólo Dios puede ser el juez del verdadero éxito. ¡Las cosas que poseemos no tienen nada que ver con el verdadero éxito! Santa Teresa de Calcuta dijo "Dios no me ha llamado para tener éxito, me ha llamado para ser fiel". El Evangelio de Marcos 10:17-30 ofrece un mensaje difícil sobre la riqueza y las posesiones. Con demasiada frecuencia ponemos las cosas en nuestra vida por encima de Dios. Las cosas no nos van a ayudar a alcanzar nuestro objetivo final, el cielo. En el Evangelio de San Marcos, un hombre preguntó a Jesús cómo heredar la vida eterna. Jesús le respondió: "Una cosa te falta. Ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme". Jesús continúa diciendo: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios". Una señora sabia me contó una vez una historia real. Estaba leyendo los obituarios cuando se dio cuenta de que había muerto una celebridad local. Reflexionando sobre su fama y su abundante riqueza, le preguntó a su marido: "¿Cuánto crees que han dejado?". Su marido respondió rápidamente: "Lo dejaron TODO. No hay U-Hauls en el cielo". A fin de cuentas, no podemos llevarnos cosas a nuestro lugar de descanso eterno. Estamos llamados a dar generosamente a los necesitados y a diezmar a nuestra Iglesia. - Shannon Roh es la Directora Ejecutiva de la Oficina de Desarrollo y Mayordomía de la Arquidiócesis de Mobile.