Han pasado seis años desde que tuve la bendición de asistir a mi primera Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, Polonia. Para esta peregrinación, dirigí un grupo de jóvenes adultos de la Diócesis de Savannah, Ga. Llegamos un domingo y asistimos a la misa en una hermosa iglesia en el centro de Cracovia. La gente nos recibió con alegría y parecía encantada de tener tantos visitantes en su país. Ese primer día, la ciudad no estaba muy concurrida y era difícil imaginar lo que vendría después. El lunes visitamos el Centro Juan Pablo II. El centro no estaba muy concurrido ese día y pudimos pasear por el recinto y rezar en diferentes zonas del santuario. Había misas cada hora en la capilla, así que pudimos asistir. Fue una experiencia increíble participar en misas en diferentes iglesias durante la semana que estuvimos en Polonia. Mientras volvíamos a nuestro albergue, empezamos a ver una oleada de peregrinos en la ciudad. En cada esquina, había multitudes de personas que desbordaban el espacio. El número siguió creciendo durante toda la semana. La bienvenida oficial a los peregrinos comenzó el martes con las ceremonias de apertura por la tarde. En ese momento, había cientos de miles de personas. En toda Cracovia ocurrían muchas cosas y todos los lugares estaban abarrotados. Era emocionante ver a tantos católicos apasionados por su fe. Cada mañana, miércoles, jueves y viernes había sesiones de catequesis por toda la ciudad en diferentes parroquias. Estas sesiones eran en muchos idiomas diferentes. Alternamos entre sesiones en inglés y en español durante los tres días. Cada sesión estaba llena de música, un orador y una misa. En la sesión en español, la iglesia estaba llena. Había peregrinos sentados en el suelo con muy poco espacio para caminar. Para la comunión, el sacerdote se acercaba a una zona abierta de la iglesia y la gente le rodeaba en círculo. Todos tardaban mucho en comulgar, pero el sacerdote permanecía en el centro de la multitud. El entusiasmo y la alegría durante la sesión eran increíbles y permanecerán conmigo. Nuestro albergue era una residencia universitaria en las afueras de Cracovia. Era una habitación sencilla con dos camas y sin aire acondicionado. Por las noches, la ventana estaba abierta para que entrara el aire y se mantuviera la habitación fresca. Justo fuera de la residencia había camiones de comida en los que podías utilizar vales para recibir tus comidas. Las colas en los camiones eran muy largas y se convertían en todo un reto. En el centro del dormitorio había un patio. Todas las noches los peregrinos se reunían en el patio para escuchar música y cantar. La música continuaba toda la noche. Había mucha unión y emoción y parecía que nadie quería que el día terminara. La emoción aumentaba cada día con la expectativa de la llegada del Papa Francisco. El Papa llegaría el jueves y pronunciaría su discurso de bienvenida ante más de un millón de peregrinos. Segunda parte el próximo mes: El Papa Francisco llega a la Jornada Mundial de la Juventud. - Tex Phelps es el Director de la Oficina de Pastoral Juvenil y de Jóvenes Adultos de la Arquidiócesis de Mobile. Se le puede enviar un correo electrónico a [email protected] Visite nuestro sitio web, www.ArchMobYouth.org. Haga clic en Facebook en facebook.com/ArchMobYouth y síganos en Twitter e Instagram - @ArchMobYouth